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ZarAGOTA

Una reseña a "Por qué no nos hicimos todo el daño de una sola vez"

Aunque ha pasado más de un año -y pronto más de dos- el amable Capitán Crótalo se ha currado esta crítica -muchas gracias tío-:

Malditismo de manual", dice el autor de este conjunto de poemas en uno de sus versos. Quizá haya algo de eso en la obra, pero superado y llevado al terreno en el que una pose vale menos que una risa y la soledad del autor romántico se disuelve en un vaso de alcohol.
Los decorados cambian con el tiempo. Antes eran llanuras, grises alcores, campos. Ahora, bares, ciudad y nocturnidad. Eso no es lo importante, al fin y al cabo. El yo del poeta -ombligo del mundo- y el tú de la mujer -antes amada, ahora deseada y siempre las dos cosas- se mantienen como cimientos de la poesía de Gómez Milián.
Llama la atención cómo la ternura y sensibilidad pueden hacer buena pareja con la visión del mundo radicalmente moderna -tal vez, posmoderna- del autor.

Hay poemas en los que uno quisiera ser la protagonista de los versos y experimentar la sensación de leerse en algo así. Estamos, en cualquier caso ante un libro de contradicciones y eso es bueno porque todo arte y todo artista es contradicción. Juzguen ustedes mismos:  "Ahora veo cómo te vas agarrando tu carpeta, protegida..." versus "Vengo a encoñarme de ti" o "joder cómo me dolía la cabeza".
Quizá Gómez Milián recorte palabras de la prensa local, las meta en una bolsa del carrefour, las saque al azar y componga estos poemas. O, tal vez, haya vivido lo que cuenta y de ello haya escrito una obra tan recomendable como esta. Nunca lo sabremos.
En fin -amiguismo y ambientación argentina aparte, absolutamente prescindibles, por cierto- estamos ante unos poemas vívidos y perturbadores, que pueden ayudar a que la música y la poesía vuelvan a entenderse. Leanlo.

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