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ZarAGOTA

Crónicas de ZarAGOTA: Mi mamá pagó 46 euros (I)

No se puede llegar a todo, eso está cada día más claro en una ciudad como Zeta, puedes intentarlo, prometerle a tu novia que no va a ser otro concierto raro más o incluso entrar, decir hola e irte con la satisfacción del que ha dejado un impronta breve pero la ha dejado –vamos, lo que se llama mamonear un poco-, pero a todo, a todo, es imposible... el martes se presentaba un libro de Olifante, El  cielo del sol mecido de Ricardo Díez, con Forega y Saldaña de maestros de ceremonias... pero estuve de tertuliano en la General TV discutiendo algún problema de gran calado entre la opinión pública aragonesa y a la salida el frío Cierzo zaragozano me advirtió que mejor lugar que el calentado por la electricidad que pago religiosamente todos los meses no iba a encontrar. Y la semana tenía enjundia, así que hice caso. 

             El miércoles era un día importante para la poesía aragonesa, presentación de Veinte poetas aragoneses expuestos en la Biblioteca de Aragón. Editaba Olifante y patrocinaba el gigante frente al que todos tiemblan, Expoagua. Aroma intergeneracional con los bancos llenos: Manuel Vilas, Ana Muñoz, Miguel Serrano, Miguel Ángel Ortiz Albero y Jesús Jiménez... y un extraño espontáneo de máscara, gafas negras y barba postiza (¿activista antiexpo, ávido consumidor de poesía- 46 euros que valía la bromita del libro, ilustrado, eso sí, pero joer...- o simple anónimo viandante con ansias de destacar?), además del grandísimo Ángel Guinda, que vino, leyó, animó, se escapó a fumarse un cigarro negrísimo y se volvió a la capital en el último AVE de la tarde noche. Llegué casi a la vez que David Mayor y permanecimos en un prudente segundo plano, de pie, mientras los discursos constitucionales se iban sucediendo: a Pilar Manrique sólo la escuché terminar – usó de nuevo la visionaria profecía de que el futuro de la poesía está en los blog, no, no, no... los blogs molan, pero la poesía en los libros... – y la diatriba completa de Trinidad –Olifante, cuidando la edición de nuevo- y Manuel Forega- para mí, la cabeza visible del proyecto y al que desde aquí agradezco la confianza en mis palabras- de forzado representante de Félix nosequé, un tipo al que no conocíamos la mayor parte del público, que andaba por París y eso le impedía acompañarnos y que conocía en profundidad el panorama poético de la región a base de sus lecturas de libros, publicaciones y fanzines –eso decía en la carta que Forega nos leyó-, en fin... fueron subiendo los poetas presentes a leer sus textos acompañados por las traductoras –estupenda Gevy en el francés, más flojita la del inglés-: Saldaña, Burriel, Pilar Peris, Vilas –que se leyó los primeros versos del Audi 100 y se quedó tan ancho, Vilas, Johny Cash, quiere una pistola, como la de Jerry Lee Lewis blandía frente a Little Richards cuando el cantante de Lucille no le dejaba dormir en la parte de atrás del autobús de la Sun Records, como la de Peret cuando le amenazaban por no querer participar en Eurovisión-, Guinda, por supuesto, muy grande, grandísimo, Ortiz Albero-en húmeda prosa poética-, David Mayor-con su porte de mod post-northern Soul- y yo mismo, de los últimos, antes que Forega cerrase la fiesta.   

           A la salida el tema clave era el precio brutal del libro-ya sé que lo he comentado antes, pero pibes, 46 euros de esos son muchos euros-, el magnífico libro que se ha marcado Jesús Jiménez –ese Fundido en Negro que ya corre como una leyenda por todos los canales reales y virtuales, le pedí que me firmara un ejemplar para regalárselo a Toni, el cantante de los MAR- y las nuevas y viejas alianzas, apareció Ángel Gracia, recién salido del laburo y nos fuimos a echar una caña al bar de enfrente –no pongo el nombre porque prometimos que nunca volveríamos, tanta gente y tan poca dispuesta a pagar su consumición-  para luego continuar la tertulia un grupo más reducido bajo los vapores de la fritanga del coco de un restaurante chino: Miguel Serrano y señora, Miguel Ángel Ortiz Albero, Jesús Jiménez, Manuel Vilas, María Caníbal, Fernando Sarriá y el que escribe. ¿La conversación? un poco de todo: los premios de poesía, cuándo y cómo frenar a los caballos salvajes de la poesía, Celan, Mariano Peirou y la economía de los versos, las generaciones... todo regado por un tinto malísimo. Como tiene que ser, claro. Aún una copica en la Morrissey-yo no que llevo abstemio una buena temporada- y algo de Gainsbourg, las cloacas de la literatura y demás fauna. La banda sonora ambiental a cargo de los Fandango dj´s, que tenían residencia esa noche.

4 comentarios

Sonia -

Bueno, que sigo leyendo lo que nos cuentas y que ya he pedido el libro.

Un abrazo

octavio -

Hay teorías y tal, pero casi seguro que será algún bloggero astuto.

Niño de 4 años -

Uno que pasaba por aquí: Me acabas de hacer polvo.

Uno que pasaba por aquí -

Félix Esteban es en realidad Manuel M. Forega como los Reyes Magos son los padres!!! Que síiiii!!!