Crónicas de ZarAGOTA: Qué grandes De Vito (II)
El sábado se presentaba denso y no defraudó en absoluto. Había un puñado de eventos interesantes en Zeta-Bart Davenport en la Lata, Lorena C y los Cistitis en la Bass Space, un tío moderno de los que hacen directos con portátiles, eso me lo dijo Räro dj, que de estas cosicas sabe un montón, también en el club de Fernando el Católico- pero mi selección de menú estaba decidida desde semanas antes: primero concierto en la Casa del Loco, con Kyoto, De Vito y El Guincho-yo fui uno de los doce que estuvo en el PULP en su primera visita a Zaragoza, no lo olviden ahora todos los que lo han descubierto con su aparición en las revistas modernas- y luego sesión junto a Santi Rex en el Mar de Dios. Pedí permiso a Julio y Juan, los dueños del garito de Tenor Fleta, para ausentarme una hora y poder ver a los ex –Sullivans en directo y me dejaron, así que para la Casa del Loco me encaminé, con ganas de bailar como es debido. En la sala de conciertos el ambiente era humeante; una sorpresa negativa, me encuentro a Fuxedo aka Alberto de Vito y después de los abrazos de rigor-es un grande de la ciudad y una persona genial- me revela que el Guincho se ha puesto malo y lo sustituye Tachenko. Buff qué pereza, me trasiego un par de whiskies con hielo con Jose Lapuente-que me estuvo contando su viaje por el Amazonas y detalles sabrosos sobre el nuevo disco y la nueva gira de Loquillo. Hacía un montón que no veía al exProscritos y uno de los mejores letristas de la ciudad y siempre se aprende, con Lapuente siempre se aprende algo- mientras suben Vinadé y cía. A mí de los Tachenko me gustó mucho su primer disco, aquel Nieves y Rescates y también algún tema suelto de los EP´s que han ido sacando, pero desde que aventaron de la banda a Ricardo Vicente, Miguel Irureta y Andrés Perruca y se dedican a pegar grititos con letras ñoñas sobre unas capas de guitarras densas, pues chico...no. Cada uno con sus gustos, pero si durante un tiempo la competición entre las dos escisiones del Niño Gusano se había mantenido equilibrada está claro que La Costa Brava los ha pasado por la derecha-o por la izquierda, ya se verás- y, permítame la broma fácil, a velocidad de crucero. A Merche Mondo le encantan y Lapuente me dijo que también le hacían sentir bien. Me alegro por ellos... siempre es bueno que estas cosas te pasen. Cuando los Tachenko terminaron nos colocamos bien cerca del escenario, se olían ya los efluvios de los sintes de los De Vito. Saludé a Diego de Noche-perdida la virginidad popera, ya lo siento man-, a Javi Estige y Virginia de Clic-su compañera Patricia también andaba por allí perdida-, al señor Metrobass, SusanQ, Alex Mister Hyde, a Nacho Comeras-que está montando fiestas semanales en la Morrissey, si están atentos a estas columnas alguna vez aparecerán seguro-, Alex Estige, Alvaro Ortiz Albero, los Fandango en pleno...la plana mayor de la nocturnidad post noventa en Zeta, en definitiva. Salieron los De Vito, a la izquierda Pablo Malatesta, bajo y sintes, con máscara, duro y rocoso, rockero industrial, a la derecha Ed Sullivan, camisa ajustada y guitarras épicas y en el centro el señor Fuxedo, coqueto sin sus gafas, portátil en ristre y totalmente desatado, como el frontman que hacía años necesitaba la música de baile de este país. Empezaron con una intro de nombre curioso- Cipriano y nosequé- y luego ya todo fue traca y griterío: la potencia de De Putas y Astronautas, la intensidad lírica de En medio del mar-me encanta ese tema de la última época Sullivans y los arreglos que le han metido ahora para el repertorio De Vito-, luego el megahit Alles in deutchs y cuando parecía que eso no lo superaba nadie Fuxedo pidió palmas y tuvo palmas y baile y ceremonia como nunca había visto yo en una banda de Zeta- party party al margen, claro- con Clap your hands and say co!!- nunca negaré que yo no creía en ese tema, pero lo de la otra noche me ha vuelto un ferviente devoto de la hermandad noestámal- pero es que con eso no pegó su pico el concierto, es que todavía estaba Buenas noches Beirut que es un auténtico delirio... casi se me empañan las gafas, no sé si por la exaltación grupal o porque en mi condición de dandy no me había quitado la americana y el calor ambiental crecía. Pero me tenía que marchar, cosas del directo, los platos de Mar de Dios me reclamaban y me abrí, un poco enfadado, eso sí, mientras sonaba otro tema nuevo absolutamente genial también. Qué grandes De Vito.
Agarré un taxi para el Mar de Dios. Ya estaba Santi Rex cuando llegué, se había pasado 36 horas con Antonio Estación y Nacho Serrano en un pueblo perdido en Huesca componiendo nuevos temas para Niños del Brasil, pero se le veía radiante-siempre es bueno material fresco de los Niños- y nos pusimos a los platos. Una buena noche, con mucha gente de visita y bailando al ritmo del tecnopop, el punk y, por qué negarlo, las rumbitas y los sixties que me clavé para que las chicas movieran un poco los flequillos. Vino López Pérez pinchadiscos y estuvimos hablando del Polaco y del libro de letristas, Carlos y Fernando 3lemon, haciendo el aguante, Josema Fanzine y Bea-que me contó sus andanzas en Madrid, viendo el directo de los Malevaje-, Félix Ruiz-el mánager del Guincho y amo absoluto de la Discoteca Océano, la que se atrevió a publicar el disco del batería de Coconot-, María Bastarós, que ha publicado un fanzine de auténtico sabor a caverna, desmembración y pastosidad, Helena y la gente de la Caja de los Hilos y mi Anita Muñoz, toda pelo rubio corto, que siempre es una delicia tenerla entre las que baila. Se hizo tarde, como siempre en el Mar de Dios, pero qué os voy a contar que no sepáis si sois habituales por aquí. Sólo que cosas como las que pasaron la pasada noche de Zeta hacen que uno crea en la santísima Zeta en todos sus dioses perrunos.
Y la próxima semana la presentación de Manuel Vilas. Manteneos atentos, que esto no para de moverse.
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