La resaca de Con el sueño cambiado III: Santi Rex
Los nuevos trabajos de la generación reafirmada (decir surgida sería inexacto) alrededor de la editorial de Antonio Estación y Enrique Bunbury, Chorrito de Plata, publican este invierno sus nuevos lanzamientos: Puritani ya ha presentado varias veces su nuevo y cancerígeno trabajo y mi amigo Octavio Gómez Milián, anda enfrascado en las presentaciones-fiestorros (inmejorable ambientazo en la fiesta de El Páramo del pasado viernes) de su tercer libro de poesía urbana y existencialista: Con el sueño cambiado.
Ponerme a comentar la obra poética de Octavio sería una estupidez: ni entiendo de poesía como para dar una opinión fiable, ni puedo ser crítico cuando me puede el corazón. Simplemente constatar que me gustan los cambios de estado de Octavio o cómo los refleja en sus libros, amén del todavía nonnato que escribió en su época Bonaerense: la dureza postindustrial de su primer trabajo publicado Labios perdidos no dan dirección (Chorrito de Plata, 2005), las relaciones humanas, más bien las relaciones con las mujeres, y la irremediable pérdida que el autor siente entre las piernas de cada una de ellas en Por qué no nos hicimos todo el daño de una sola vez (Devenir, 2005) o la estabilidad amorosa y sexual que transpiran las mentiras de Con el sueño cambiado (Eclipsados, 2008). Etapas de una vida. Etapas de la vida activa e interesante de mi amigo Octavio.
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