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ZarAGOTA

Calor de Manuel Vilas

Un sábado cualquiera, los primeros años de la década, pónganse en situación: Esto ha sido Gloria, en directo, Patti Smith, directamente del vinilo de Horses, esto es Música para Camaleones y ahora continuaremos con la lectura del último libro de Manuel Vilas, Cielo... y entonces Zaragoza dejó de ser Zaragoza, completó su mutación en Zeta, en realidad Zeta cetísima, para los iniciados, para los creyentes. Zeta, para los que no lo sepáis, que sois pocos aquí, imagino, es una novela de Manuel Vilas que revolucionó la perspectiva de muchos de los que en ella habitamos. Nos dimos cuenta de un día para otro que la ciudad-ZiudaZ si queremos a partir de ahora- contenía algo distinto, algo mágico, que no tenía nada que ver con la Expo ni con las manifestaciones antisistema, antitodo en realidad, que se mezcla con el nacionalismo más cateto tratando de mantenerla en el oscurantismo. Manuel Vilas se levantó una mañana y decidió darnos mucho más de lo que nunca hubiéramos pedido. Y todas aquellas palabras buscaron un sitio donde soportar el CALOR, y lo  dentro del libro, si puede ser.

 

El libro es una metamorfosis constante, más que una metamorfosis una mutación de personajes y lugares, que dispara contra todo lo que se mueve, como si Vilas por fin hubiera conseguido la pistola que anduvo buscando por algunos de los estados de la unión, persiguiendo el fantasma de Juanito, el hombre en efectivo, Dylan es el mesías, Vilas contempla los amaneceres de Zeta sentado en un banco de plástico, más allá de todos los barrios, más allá de la última parada de autobús, donde los taxistas se juntan en el momento de las primera luces y discuten, como en un cónclave de ancianos de una tribu salvaje, de las que habitan en secreto las grandes urbes, los que dirigen el mundo. Y Vilas dice ok, y sólo les escucha, esperando que pase alguien con un coche y lo recoja. Vilas en Calor nos dice, la lluvia, la lluvia pesada ya ha caído, no esa lluvia lustrosa que limpiará nuestros pecados, no, la lluvia ácida y apocalíptica que llena de charcos Bagdad, Estambul y Zeta, claro, la que hace a todas las ciudades iguales, porque todas son Zeta y en todas hace calor, porque el cambio climático es la verdadera globalización, la que nos une a todos los pueblos, ya no hay sitio donde esconderse, vamos a exponernos-sí, claro busquen el significado fácil-y así seremos políticos, ¿tú eres político Lou? y tú Roger, ¿tú eres político?

 

Calor es como un disco de Peret producido por Rick Rubin, como una peli de Wenders con el bajón del ácido, como el tío que le pide a Art Garfunkel que haga de James Bond, como si Dios tuviera que hacer la mili porque es demasiado político-otra vez la política, la ciencia de los Reyes, los reyes que bailan en las bodas una canción de los Sex Pistols a ritmo de bossanovea-para hacerse insumiso u objetor...porque qué hacemos con Dios, dónde lo colocamos, hay sitio para Dios en algún colegio público, en alguna biblioteca enseñando a leer a niños retrasados..¿Hay sitio para Dios en Calor?

 

Escribes poemas como quien escribe salmos, Vilas, con las líneas tan juntas que parecen un cuento, con las líneas tan juntas que hay que leerlos en alto, desnudo, en los hoteles, en las pensiones que te obligan a habitar cuando les vas a leer tú a ellos tus poemas y ellos sonríen, ellas sonríen y dicen, ok Vilas, lo has vuelto a hacer, tendremos que limpiar lo que dejes cuando ya te hayas marchado. ¿Te has comprado ya la moto, Vilas? podrás llevarnos subidos en ella, sólo un rato, te dejamos poner la música, te dejamos pinchar a los Who, te dejamos...

 

 

Oh dulce aire acondicionado, cuando entras dentro de mí, eres mi vida, eres mi esposa, yo me pongo a morir, nunca más tendré miedo del calor, ahora yo soy el CALOR.

 

3 comentarios

o -

Ya lo he leído man, estupendo. A ver si montáis algo más pronto.
Manolo, hace falta valor...qué tal por barcelona con guinda?

Jorge Reverendo -

Tenias razón, el post estaba incompleto.. Ya está reformado y mucho más currado.
Que tal la pinchada del Sabbath?
Saludos