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ZarAGOTA

A mi amigo Sergio Algora

Es muy complicado escribir sobre Sergio. Sergio sólo se podía vivir, en realidad vivir a Sergio Algora debería ser la única cosa que los humanos tendríamos que hacer antes de buscar el horizonte con un yate hasta arriba de champán frío y música elegante. Porque vivir a Sergio Algora era enamorarse, siempre enamorarse, disfrutar de las cosas sencillas hasta convertirlas en motivo de fiesta, escribir la más bella poesía que las manos de un ciempiés zaragozano sean capaz de entintar, bailar las mejores recetas como cocinero suplente en la banda de Gainsbourg o adivinar en el tintineo de una copa contra el surco de un vinilo cuál es la siguiente tonada. Sergio Algora tradujo sus canciones a cientos de lenguas y con ellas acunó los sueños de todos, amó a Maribel hasta dejarla dormida, bebió las palabras de Ángel Gracia y lo abandonó embriagado en una esquina del Bonanza después de darle un abrazo, Sergio Algora era Zaragoza, la más pura, la divertida, la que siempre tiene listo un piropo, la que nunca apaga de todo sus luces, la que es capaz de vivir el verano en pleno en Invierno y creo que ahora no sabemos muy bien qué va a pasar. Estos días he tenido sobre la cama los cuentos de No tengo el placer, el nuevo libro de Sergio, me lo dio hace semanas para que le ayudara en la corrección. Siguen sobre mis sábanas, no he dormido, sé que allí sigue su corazón, el corazón de Sergio, con una válvula de metal cálido que por las noches se convertía en brújula, la brújula con la que nunca dejaremos de viajar. Me despedí de Algora como nos gustaba: comimos en el Pascualillo-el mismo menú de los últimos lustros, siempre el paladar distinto con las estrellas en los ojitos del hijo de Irene-, café, copa y baile. Estos días mientras camino de de Don Jaime a Pedro Nolasco, no dejo de tararear aquel tema del gran Peret, del Peret que tanto disfrutaba pinchando Sergio en las bambinas noches del Bacharach, aquello de “y no estaba muerto/estaba de parranda” porque a veces pienso que es imposible que te hayas marchado a mitad de fiesta, con el montón de canciones que todavía nos quedaban por bailar.

Columna aparecida en el Heraldo de Aragón el 17 de Julio del 2008

Creo que ahora sí es el momento de colgarla de aquí. Ayer hicimos El Hombre Bombilla-El Rayo Cae con los Experimentos in da notte.

 

 

5 comentarios

o. -

Gracias a ti Luis que hiciste que las cosas fueran más sencillas dentro de lo difícil que era todo. Siempre viviremos a sergio, siempre.

Sara, en cualquier librería de Zaragoza podrás encontrar libros de Sergio. Mis favoritos son A los hombres de Buena voluntad (xordica) y uno que es un poco difícil de encontrar, Cielo ha muerto. Y la obra de teatro La lengua del bosque también era muy chula.

Luis Pastor -

Para conocer a mi cuñado tienes que vivirlo, ya no esta con nosotros, pero lo podemos seguir teniendo con sus libros y sus canciones. No sirve una primera lectura, tienes que releerle para, con el tiempo introducirte en su ser y el en el tuyo. Muchas gracias de todo corazón, el de Sergio y el nuestro.

azzu -

sólo puedo decir y no puedo dejar de decir "qué bonito!"

Sara -

Me hubiera gustado saber de Sergio antes, pero me entero de su existencia ahora q ya no está. Dónde puedo encontar algo suyo para leer? Porq debió (debe) ser alguien muy interesante.
Gracias y un saludo.

doberka -

Emotiva y gran columna, Octavio. Recordar a los amigos es volver a vivirlos. De P... madre, tío (con perdón)eres un columnista genial y un ser humano fuera de serie. Nos vemos.

Muchos besos