El finde encerrado

Llevo dos días a la intemperie dando clases. Uno se quede helado, además de cansadete, que cuatro horas de pie para un dandy como yo son demasiadas. Me he levantado pronto que en un rato me las piro para Radio Zaragoza, que hoy voy a estar en directo en el programa de Miguel Mena. Si os apetece conocer las recomendaciones antes que nadie, sintonizad el 93.5 FM.

Y hablando de radio, que no he comentado nada de un nuevo episodio del nazionalismo en Cataluña: después del atropello a la Cope surgieron las únicas voces disidentes, Ciudadanos de Cataluña y este fue el resultado.

Ayer estuve con Gabriel Sopeña en el Hemisferio, tomando té, vino y hablando de proyectos. Le pasé Nada mejor para esta noche y vimos un rato la fiesta que se habían montado los de Cálamo-verbena incluida-en la Plaza San Francisco. Había muchachas de buen ver realizando un convincente playback o algo semejante y unos músicos con aspecto no excesivamente desesperado manteniendo el tipo en la parte de atrás. Todo ello mezclado con el frío glaciar fruto del Cierzo zaragozano me hizo largarme para casa de mis padres y echar la noche viendo La teoría del Big Bang y los episodios semanales de House y True Blood (también empecé con el primero de Criando Malvas, pero José, no me convenció mucho, de todas maneras seguiré intentándolo).

La teoría del Big Bang mola. Yo podría haber sido uno de ellos si no hubiera conocido a María Caníbal.

Esta noche me quedo en casa otra vez, mañana toca Uncastillo y Luesia.