Crónicas de ZarAGOTA: Fines de semana de seis días en la sagrada Zeta.

Las últimos fines de semana en Zeta han desarrollado un apéndice larguísimo: empiezan los martes y se pueden prolongar sin problemas hasta el domingo. Así que el martes nos tomamos unas copas en el Bacharach María Caníbal, Luis Cebrián (Nubosidad Variable) y su seguro servidor. Luis me regaló un recopilatorio de los Smiths precioso-mis discos para pinchar empiezan a estar demasiado rallados y hay que hacer alguna sustitución- y estuvimos programando conciertos de Nubosidad Variable-vuelven a los escenarios a final de Noviembre- y Experimentos in da notte- tocamos con Luis a la guitarra en Valencia para el puente de la Inmaculada, cortesía e invitación de Toni y los chicos de MAR-. Cuando nos íbamos nos cruzamos con Félix Romeo, momentáneamente en Zeta, que nos relevaba en la barra del Bacharach.    

          Al día siguiente me acerqué a la segunda presentación del libro de Aloma Rodríguez, Paris tres, en Bodegas Almau. Bodegas Almau vuelve a los directos en la terraza exterior, el año pasado se vieron directos muy buenos y entretenidos, a ver si el ciclo de esta temporada puede incluso superarlo. Presentaba Luis Alegre y hubo una actuación de teatro y danza a cargo de, entre otras, Ingrid, la novia de Miguel Ángel Ortiz Albero, que por supuesto estaba entre el público, también Nacho Escuín, Almudena Vidorreta, Daniel Gascón o Miguel Serrano. Muy cerca de los presentadores estaban Antón Castro-padre de la escritora- y la pareja Ismael Grasa y Eva Puyó- Eva, colaboradora de Confesiones de Margot desde siempre, ha publicado su primer libro, Ropa Tendida, con la editorial Xordica, un libro bellísimo, de una levísima intensidad vital que lo hace realmente delicioso y emocionante, lo recomiendo desde esta columna-, también vi a Vicky Calavia-responsable del ciclo Proyectaragon-, a Michel Royo, Cristina Garcés y a Gabi Añanos- que me contó cómo había sido la entrega de los Guilles, los premios que el circuito de salas de directo de Madrid había montado, el nombre, por supuesto, era en honor del más grande rockero que ha dado este país, el señor Guille Martín-.   

           El jueves tocaba la presentación del libro de Pep Blay en el Foro de la FNAC. Una biografía sobre Enrique Bunbury, aunque mi interés, más allá de conocer alguno de los entresijos de la redacción de la misma, era ver a Antonio Estación hablando-presentaba el asunto junto al periodista Javier Losilla-. Lamentablemente llegué tarde y no pude escucharle. Otra vez será. Había gente habitual de la Estación del Silencio entre el público: el pintor Luis Díez, los otros dos Niños del Brasil-Santi Rex y Nacho Serrano, que no suele salir mucho del Estudio Atmósfera-, Pepa o Ainhoa Tilve, mánager de las Novias, que andaba por Zeta por cosas de laburo. Estuve charlando un rato con Ángel Gracia, coordinador de contenidos del Foro y un grandísimo exterior y, aparte de pegarle un buen repaso a la actualidad literaria aragonesa, más crónica rosa que otra cosa, me contó cómo van sus columnas dominicales en el Heraldo de Aragón- Ángel escribe semanalmente sus corredurías por las carreteras de Aragón montado en bicicleta, al más puro estilo de su novela Pastoral. Las recomiendo también desde aquí, los textos de domingo de Gracia y también, claro, su novela Pastoral. Después aún nos tomamos unas caña en el RockandBlues y, sorpresa, me encontré a Jordi Bronski, que está de técnico en la sala ayudando con los conciertos. Le volví a transmitir lo mucho que me había molado su primer disco con Junk Records – un disco que mezcla con mucha elegancia lo electrónico y lo orgánico- y me comentó que estaban preparando una preparación en condiciones del LP para los próximos meses y que, mientras tanto, iban a tocar al sábado siguiente en la Sala Arrebato-sí, yo también aluciné un poco- junto a otra banda de la escudería Junk, El chico con la espina en el costado –cantaba Morrissey the boy with...-. Esa noche llegué muy tarde a casa, pero no recuerdo cuáles fueron las razones, la verdad.