Crónicas de ZarAGOTA: Hubo tiempos mejores
Empezamos la semana viendo el concierto de Nubosidad Variable en el foro del FNAC-como tenéis una crónica en el blog, os remito a ella para los detalles puramente musicales-, la verdad es que sonaron muy bien, con los arreglos de cajón flamenco de Pach Falcone y, a pesar de que finalmente Pablo Malatesta no pudo acompañarlos al bajo. Estaban Curri de Silent, Jorge Morgan, Fabián de Les Fandango dj´s y también charlé un rato con Santi, exMalagana y que me contó que han montado una banda nueva, Señorita Evans-en unas semanas tocarán con Nubosidad Variable y con los reunificados Bloody Marys-. Rafa Domínguez estuvo realmente fino con el sonido, un auténtico lujo para las bandas que pasan por el escenario de la FNAC. Pronto para casa, que al día siguiente era San Valero y tocaba roscón de nata y una buena sesión de escritura.
El miércoles volvimos a dejarnos caer por Almau. Por el queso y los curados más que nada. Bueno, también tenía curiosidad por ver cómo eran en directo Tr3s Monos, la nueva esperanza blanca de hiphop zaragozano. Por recomendación de Julio A. Cuenca me bajé su primer LP-no piensen mal, lo han colgado ellos mismos- y no me desagradaron, tienen ese punto extra que hace que algunas bandas de rap me interesen y otras me resulten simplemente prescindibles-de las primeras Rapsusklei y Haze o Solo los solo y de las otras prácticamente el resto. Un poco aburridos en el escenario. Lo mejor las capellas finales para satisfacción del personal que llenaba el recinto de Bodegas Almau. Vi a Antílope y a Patricia Clic y aún tuvimos tiempo de tomarnos unos vinos con Miguel Ángel Ortiz Albero e Ingrid y con David Remolinos, hablando de arte contemporáneo, poesía y planes futuros. El jueves quería pasarme a ver a dos de mis bandas favoritas zaragozanas, las dos en las semifinales del muévete: Nubosidad Variable y Kyoto. Pero el concierto era a las nueve y tenía tiempo para acercarme al foro de la FNAC a echar un vistazo a un combo del que me habían dado muy buenas referencias, los Nova. Cuando llegué había poca gente, nada comparado con el lleno del lunes con Nubosidad Variable. El sonido no acababa de acompañar, a pesar de los esfuerzos que Rafa Domínguez hacía desde la mesa, las guitarras saturaban, el bajo gemía en cuanto subían los volúmenes y la vocalista generaba ese desagradable pitido que todos hemos provocado cuando algo va mal y nos acercamos demasiado al micrófono. Algo se pudo salvar, estuve escuchando casi todo el concierto, más rock americano tipo Janis Joplin o Dusty Springfield-chica con presencia al frente-que garage de vieja escuela. En la batería está Chuan, antiguo miembro de Bronski, que trataba de dar sostén a unas canciones que brillaban-sí, esto lo estoy diciendo yo, no se están confundiendo-cuando eran en inglés-la banda lo mezclaba con las canciones en castellano-. Se pasaron los chicos de la Virgen del Pantano y estuve un rato hablando con JJGracia, del Páramo y guitarra de Dos Lunas, comentando la jugada y tratando de cerrar una fecha para la presentación de mi nuevo libro en su garito, uno de los pocos donde se puede hacer una buena zapada y darle al rockandroll hasta el amanecer. Se hacía tarde, así que recogí a María Caníbal y nos fuimos para el Centro Cívico Universidad. Había mucha gente de la música aragonesa entre el público: Pablo Malatesta, EdSullivan, los Estige al completo, el vocalista de StereAnt, Jaime L. Novo-pronto Jaime Hotel, las mejores guitarras de la ciudad-, los hermanos Falcone, Daniel Rodrigo de Audrey needs Calm-que subió de nuevo en El Final de los tiempos para acompañar a los Nubosos-, Jorge Morgan-con el que planeamos un viaje a Logroño para ver a Battiato-, Pablo Picore, Metrobass-que ha estado tocando con StereAnt hasta que se recupere su bajista-Ricky, bajista de Lavodrama-que luego puso a parir, de manera un poco exagerada en mi opinión, la actuación de los Nubosos, feo, está feo- Oli, bajista de Insulina Morgan, Alex Mister Hyde... más plumillas, jueces y demás enterados. Vi a Merche Valero que había escapado de su exilio rural y me imagino que algo tendrá que decir al respecto de todo, Víctor Domecq, el técnico de cultura del ayuntamiento, trasegando ron como si se fuera a terminar, Miguel Ángel Ortiz Albero y su hermano Álvaro-una de la parejas creativas más exquisitas de la ciudad-, Virginia del Clic y alguno más que se me escapará. Kyoto estuvieron espectaculares, un directo intenso y ambiental, de poderosa ejecución, que exige, de todos modos, un recinto más íntimo para poder disfrutarse en su plenitud. Me gustó la voz de Alicia, los sombríos guitarrazos de Isaac y una impagable versión de Tan lejos de Décima Víctima, absolutamente impresionante. Y luego Nubosidad Variable.
Salieron con desatascadores en la cabeza y con eso acabó toda la payasada del concierto. Esta vez sí, esta vez sobrados, con temas nuevos, que sólo han rodado en directo: Basket Látex, El final de los tiempos-ocho minutos de electricidad, mantra y clímax-, Jesús-con un deje a los U2 perfectamente calibrado, emotivo en su plegaria- e Indiviso-la más floja de todas-, más el clásico Órbita-escueto y directo como un hit necesita y sólo con el imprescindible recuerdo a Un rayo cae del Niño Gusano- y el cierre con El Maquinista a la voz, de ese pedazo de canción que es Puedes ir en Paz. Richi Fandango en su debut gordo como teclista, aporto presencia y gusto, más percusiones sicóticas y la guitarra de Pozo regaló las notas solistas precisas para dar color sin resultar pesado. Luis Cebrián cantó, cantó como él sabe hacer... y eso es lo que se pide en un concierto. Luego lanzaron chapas y caramelos. Espero que se quedaran tan satisfechos como el público presente. El viernes estrenaban Monstruoso y un freak como yo no iba dejar pasar la posibilidad de ir a ver la película el primer día, así que ese era el plan para la noche, pero antes quería pasarme por el Centro Cívico Delicias para comprobar si las nuevas canciones de Insulina Morgan eran tan buenas como me prometía Jorge Morgan. Echamos unos vinos en el Bacharach para ir calentando motores, con Sergio Algora-que está en pleno proceso de escritura de su nueva novela, os iré contando cosas conforme me entere- y con Agus, de la Casa Magnética-estuvimos hablando del cierre de garitos, el último, el Desafinado de la Gran Vía, en el que Víctor Desafinado se estuvo currando durante un buen montón de años una excelente programación de conciertos de pop, flamenco o funk, más sesiones de pinchadiscos, presentaciones de libros o proyecciones de películas, una pena, aunque sé que la cosa no ha terminado-. Agarramos un bus de esos raros que te llevan a barrios alejados y nos plantamos justo a tiempo de ver el primer tema de los Insulina. Poco público al principio, sólo incondicionales tipo Vely, SusanQ o Kowalski, pero la verdad es que era raro, porque el cartel era de los buenos; además de los Insulina tocaban Zarápolis y Karhe-que estrenaban bajista y tenían al pobre Carlos Valledor enyesado por una caída-, no sé, cuestión de oferta o interés real de los zaragozanos. Los Insulina Morgan- y eso lo podrán leer en la reseña que está colgada en el blog- estuvieron sensacionales, la banda suena muy compacta y los temas nuevos dejan un sabor de boca excelente. En breve se meten a grabar el disco de premio por su victoria en el pasado muévete y esperemos que sigan dando mucho que hablar.
No podíamos quedarnos a ver a las otras bandas, una pena, aunque imagino que habrá más oportunidades, el proyecto Zarápolis, con un puñado de grandes músicos curtidos en mil batallas se está desarrollando y los Karhe son una realidad ya de la escena aragonesa, así que en breve, imagino, aparecerán ambos en estas páginas.
Pues como siempre, la próxima semana más.
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