Otro lugar el sol

El martes de la semana pasada quedé con Gabriel Sopeña. De vez en cuando, cada cinco o seis meses, nos vemos las caras, intercambiamos consejos, vinilos-esta vez me regaló uno de Ferrobós, aquella banda mítica que grabó en el sello Interferencias hace veinte años, veinte años, cómo se nos llena la boca con las fechas y con los periodos de tiempo largos-, libros... y nos ponemos un poco al día.

 

            Gabriel Sopeña es escritor, compositor de canciones-las más dignas de la última época de Loquillo llevan su firma-, profesor en la universidad y ahora presentador de televisión: <<Tienes que ver el último programa, Octavio, recorremos el Ebro, desde su nacimiento hasta el último delta, de puente a puente, con grupos de folk de cada región>> Yo, que soy más canción de autor electrificada, le prometo que lo veré, aunque sea un poco mentira. Gabriel Sopeña estaba detrás de Mas Birras, una de las más grandes bandas que ha dado Aragón, con un cancionero hermoso, denso, lleno de poesía y crónica de un tiempo que pasaba a toda velocidad por aquellos rostros jóvenes, veinte años hace, veinte años también. Mas Birras, Ferrobós, El Frente, aquel libro de La Noche del Becerro que devoramos con ansiedad frenética, cada palabra, cada verso. Gabriel Sopeña es humilde como sólo lo son los grandes, te escucha haciendo que creas que lo que tú estás haciendo es realmente importante y que merece la pena que continúes con ello. Hablamos del musical que montó el año pasado, sobre Juana de Arco y que recorrió los teatros de todo el continente, sobre sus discos colectivos...

 

<< Voy a tocar en la Expo, sí, no sé qué día, pero algo haremos. Luego nuevo disco y volver a la carretera.>> Eso siempre es buena noticia, Gabriel, que vuelvas, que te tengamos cerca en esta Zeta que se resiste a ser un yermo y que tú tantas veces has iluminado. Nos despedimos, esta vez con la promesa cruzada de vernos pronto. Será complicado, yo te seguiré en la distancia, maestro, espero que tú veles por nosotros, te necesitamos.