El mapa (un poema de Emilio Quintanilla)
Yo sigo viendo España tal como la veía
en el mapa que había en mi escuela de niño.
Así aprendí a quererla y así es como la quiero:
una policromía en fondo azul marino
festoneada en blanco-la espuma de tres mares-
y colgando de Europa como cuelga un racimo.
Era un bello ensamblaje de tierras diferentes
el mapa de mi escuela de un pueblo palentino.
Decía el maestro que la forma de España
es una piel de toro. Y vibraba al decirlo,
pero a mí me recuerda la colcha de una cuna
hecha por una abuela, con retales cosidos.
Por eso algunas voces dicen que está mal hecha,
que hay que recomponerla, que hay trozos mal unidos,
y se invoca a la historia, fijando cada uno
el momento en el que empiezan a contar los siglos.
Amé y amo aquel mapa. Lo dibujé mil veces,
crecí con él, y llega a tanto mi cariño
que ahora, muchos días, me acerco hasta la escuela
para ver si en España sigue todo en su sitio.
Y me fijo en el mapa. Sobre todo en su forma.
Quiero ver si está intacto en todo su perímetro
o si falta algún trozo en la parte de arriba
(suele ser esa parte la primera que miro).
Si algún día compruebo que el mapa no está entero,
que por el uso torpe del bisturí político
a mi España del alma le falta algún pedazo,
que alguien la ha desgajado y se ha repartido,
allí mismo, en la escuela, estallaré en sollozos
sin poder contenerme delante de los niños,
porque algo en lo más hondo de mí está sangrando;
alguien habrá arrancado un trozo de mí mismo.
Ahora que aún es tiempo, a pesar de mis años
subiré hasta la cumbre de un elevado risco
y gritaré hacia el Norte, hasta quedarme ronco,
poniendo mi maltrecho corazón en el grito:
¡Dejad en paz mi mapa! ¡No descosáis España!
¡No desgarréis la colcha que con tanto cariño
cosió un día una abuela, hace ya muchos años,
para cubrir la cuna donde todos nacimos!
Este poema está incluido en la antología Cierzo de Emilio Quintanilla Buey. Me parece un poema precioso de un maestro en la música de las palabras.
4 comentarios
Iago -
Rafa -
Por el este sale el sol
por el oeste la luna
una, dos, tres, cuatro y cinco
cinco, cuatro, tres, dos, una
Este verso lo di a conocer en 1968 y con él quise condensar las dos ciencias exactas donde las haya: astronomía y matemáticas.
Un abrazo. Te lo regalo
j -
ana m. épater le bourgeois -